El año de Ingmar Bergman: celebran el centenario del icónico cineasta sueco

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Suecia recuerda a su cineasta más internacional, con proyecciones, exposiciones, guías y seminarios sobre uno de los grandes iconos del celuloide que mañana habría cumplido cien años.


La Fundación Ingmar Bergman y el Instituto de Cine Sueco mostrarán películas suyas en cines de todo el país, y la televisión pública SVT -que ha emitido desde el mes pasado una selección de su obra fílmica- le dedicará una programación especial desde su casa en su exilio báltico en la isla de Fårö, donde pasó sus últimos años.

El Museo de las Artes Escénicas de Estocolmo permitirá la entrada gratuita a "Bergman, verdades y mentiras", la muestra abierta el mes pasado que repasa 60 años de carrera artística; mientras que el museo municipal ha organizado visitas guiadas por los lugares que marcaron su vida en la capital sueca.

Las celebraciones dedicadas a recordar a Bergman (1918-2007), impulsadas por la fundación que lleva su nombre, comenzaron en realidad el pasado otoño y culminarán a finales de este año.

El "año Bergman" comprende desde nuevas biografías, análisis de su obra y publicación de manuscritos a exposiciones y adaptaciones de algunas de sus producciones o estrenos de piezas inspiradas en el cineasta o en su vida.

El Teatro Real (Dramaten) que Bergman dirigió en varios períodos, estrenará en octubre una adaptación de De oroliga (Los inquietos), la novela autobiográfica de Linn Ullmann -hija del cineasta y de la actriz Liv Ullmann-, dirigida por Pernilla August, que fue una de las intérpretes preferidas de Bergman en su época final.

A finales de año el teatro de Gotemburgo llevará a las tablas una adaptación al teatro de Fanny och Alexander, a cargo de Eva Bergman, otra de sus hijas; y Scener ur ett äktenskap (Escenas de un matrimonio) tendrá una versión en inglés para televisión dirigida por el director israelí Hagai Levi.

El teatro fue la gran pasión de Bergman, que ya en su época universitaria, cuando estudiaba Arte y Literatura, dirigía una compañía de aficionados: el preludio de una carrera fructífera que incluyó dirigir más de un centenar de piezas, varios teatros municipales y el prestigioso Dramaten.

A diferencia del cine, a Bergman le resulto "muy difícil" dejar el teatro, que aseguraba extrañar todos los días, según él mismo confesó en un documental de SVT rodado en su exilio de Fårö y estrenado tres años antes de su muerte.

Pero fue el cine el que le dio fama internacional a este hijo de un pastor protestante, del que recibió una estricta educación en un ambiente religioso y autoritario que influiría en los temas que abordó en sus películas: Dios, la soledad, las relaciones de pareja, la obsesión por la muerte u otros problemas existenciales.

A los 26 años, Bergman -que de pequeño había conseguido entre súplicas que su hermano le cambiase un cinematógrafo por un ejército de soldaditos de plomo- debutó como guionista con Hets (Persecución), de Alf Sjöberg.

Su estreno como director llegó un año después con Crisis, a la que siguieron una decena de títulos que fueron cimentando su nombre hasta su éxito internacional con Wild Strawberries (1957), premio a la mejor dirección del Festival de Cannes, y The Seventh Seal (1957).

Películas como The Virgin Spring (1959), Through a Glass Darkly (1961), Autumn Sonata (1978) y Fanny and Alexander (1983) consolidaron su reputación internacional y cosecharon multitud de premios internacionales, varios Óscar incluidos.

Bergman dio entonces un paso atrás y dirigió varios telefilmes, además de escribir guiones que fueron llevados a la gran pantalla por su hijo Daniel Bergman, el danés Bille August o la propia Liv Ullmann.

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