Jeffrey Eugenides: "Si vuelvo a las historias de dinero es porque he visto cómo va y viene en mi vida"

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A 25 años de Las vírgenes suicidas, su celebrada primera novela, el ganador del Pulitzer publica en español el volumen de cuentos Denuncia inmediata. En algunos de ellos, el autor nacido en Detroit refleja la crisis que vivió EE.UU., de la que aún no se recupera.


Jeffrey Eugenides (1960) tenía 28 años y pasaba por un mal momento: estaba desempleado y su novia lo había dejado hacía poco. Llevaba tres años en San Francisco (donde vivía con su excompañero de universidad y también futuro escritor Rick Moody) y sintió que era hora de reinventarse. Puso unas pocas pertenencias en un auto viejo y cruzó Estados Unidos de costa a costa, rumbo a Nueva York.

Fue entonces, en medio de ese road trip, cuando Eugenides se enteró de que una pequeña revista literaria, The Gettysburg Review, había aceptado uno de sus relatos: Huertos caprichosos. Era 1989 y esta sería la primera de una serie de publicaciones que lo llevarían a convertirse en uno de los nombres claves de una generación que también incluye a David Foster Wallace y a Jonathan Franzen.

"Nunca, en toda mi carrera, he estado tan emocionado como entonces", recuerda Eugenides desde Nueva Jersey, donde vive y da clases en la Universidad de Princeton. "Okey, bueno, ganar el Pulitzer fue más emocionante", bromea sobre el premio que en 2003 recibió gracias a su novela Middlesex. "Pero el momento en que te publican algo por primera vez es una de las mejores experiencias del mundo. Se pasa de ser un don nadie a tener, por lo menos, algo que mostrar y que te valide como escritor. Por eso, todavía estoy eternamente agradecido con ese editor, Peter Stitt, por ponerle ojo a mi cuento".

Treinta años más tarde, Eugenides regresó a ese y otros relatos iniciales (y a algunos más recientes). El resultado de ese proceso es Denuncia inmediata, su primera colección de cuentos, publicada el año pasado en Estados Unidos y que llegará a Chile bajo el sello Anagrama (traducción de Jesús Zulaika Goicoechea). Es el cuarto libro de Eugenides después de una tríada de exitosas novelas: Las vírgenes suicidas, de 1993; Middlesex, publicada en 2002, y La trama nupcial, de 2011. La primera fue exitosamente adaptada al cine con la dirección de Sofia Coppola, y si bien los derechos de los otros dos libros están en poder de importantes productoras hace ya un tiempo, todavía no se filman.

Jeffrey Eugenides cita a Vladimir Nabokov, Milan Kundera, J.D. Salinger y Alice Munro como algunas de las influencias tras la escritura de estos cuentos. Denuncia inmediata consta de diez relatos que ahondan en la complejidad de las relaciones humanas. Ahí están, por ejemplo, una mujer al borde de los 40 años, decidida a quedar embarazada (sea como sea) y que, por eso, le pide ayuda a su mejor amigo; un poeta fracasado que trabaja en la editorial de un antiguo pornógrafo y traduce textos sobre teoría política; un músico que toca el clavicordio e intenta, sin demasiado éxito, combinar su arte con su papel de esposo y padre, y aquella mujer que visita a una vieja amiga que padece Alzheimer y le regala un libro que ambas adoraban en su juventud.

El trasfondo de algunos de los relatos que integran Denuncia inmediata refleja el Estados Unidos que pasó por una severa crisis y que todavía no se recupera del todo. También, cómo esto ha afectado a distintas capas sociales. Eugenides, de hecho, nació en Detroit, la cuna de la industria automovilística estadounidense, que pasó de ser la ciudad con mayor ingreso per cápita a declararse, en 2013, en bancarrota.

"Hace poco volví de visita", cuenta. "Y la ciudad está experimentando algo parecido a un renacimiento; o, por lo menos, en su zona céntrica. Hay mucha actividad, construcciones nuevas, restaurantes y bares que abren. La gente de los suburbios se está mudando a la ciudad, algo que no sucedía a menudo en los años 70. Se siente un verdadero espíritu optimista. En un momento, pasé por una gran fábrica en remodelación y hablé con un trabajador de la construcción: resultó que la Ford Motor Company estaba restaurando el sitio, que había estado abandonado durante años".

Su novela Middlesex se puede leer como un homenaje a Detroit. ¿Cree que la ciudad se recuperará?

Hay avances. Por ejemplo, las calles están más iluminadas y uno se siente más seguro en el centro de la ciudad. Aunque, asimismo, hay que decir que esto no se extiende por todo Detroit. Todavía es posible conducir millas y millas y observar el deterioro urbano por el que ha pasado la ciudad. Así que, si bien creo que se está en la dirección correcta, la verdad es que no se sabe hasta dónde llegara esta buena racha.

Muchas de los cuentos de Denuncia inmediata tratan acerca de gente desesperada que toma decisiones drásticas para sobrevivir. ¿Había temas que le interesaba explorar con este libro?

Nunca pienso en "temas" cuando estoy escribiendo. Los temas son para las clases de literatura: una forma de hablar de libros y reducirlos a una sola idea. Pese a eso, es verdad que algunas reseñas y críticas han señalado lo mismo que dices. Así que tal vez ahora, a la distancia, puedo ver que estos son cuentos sobre personajes enfrentados a dificultades económicas.

De todas formas, el dinero como una fuerza centrífuga, que así como puede salvar vidas puede acabar con ellas, aparece en varios de estos cuentos…

Puede ser. Si a menudo vuelvo a las historias de dinero, o de su ausencia, es porque he visto cómo este va y viene en mi propia vida. Mi madre creció en la pobreza extrema. Y mi padre nació en una familia de inmigrantes para quienes la vida también era una lucha; y durante su vida hizo una fortuna y luego la perdió. Todo eso me dejó una vívida impresión de lo que significa la bancarrota, especialmente después de pasar por tiempos de abundancia.

En Denuncia inmediata hay cuentos que escribió en los años 80, otros de los 90 y hasta uno del 2017. ¿Cómo fue el proceso de selección y revisión?

He estado escribiendo cuentos durante toda mi vida como escritor profesional (e incluso antes de "profesionalizarme"). La mayoría nunca ha visto la luz. Pero, gradualmente, desde mi primera historia publicada que apareció antes de mi primera novela, en 1989, hasta dos historias terminadas el año pasado, finalmente tuve suficiente material para armar una colección. En general, he invertido la mayor parte de mi tiempo y de mi energía en novelas. O así era, por lo menos, hasta hace poco.

Todos estos relatos tienen, al final de la página, la fecha en que se escribieron o en que se publicaron en revistas literarias. ¿Cuál fue su intención tras esto?

Quiero que el lector sepa cuándo se escribió cada historia, para que él o ella vea mi progresión como escritor. Es una de las intenciones de este libro. De ahí que fecharlos me pareciera la manera más honesta de entregar esa información.

Este libro viene luego de la publicación de tres novelas. ¿Sintió, al revisar y escribir alguno de estos cuentos, que debía dejar de lado sus habilidades de novelista?

La escritura novelística se coló por ahí. Siempre estoy trabajando en dos o tres cosas a la vez, así que, mientras escribía el último de los cuentos que aparece en este libro, también jugaba con algunas ideas de largo aliento, una de las cuales, sin ir más lejos, será la premisa de mi próximo libro. De hecho, la primera parte ya apareció en The New Yorker hace unos meses bajo el título "Bronce".

Uno de los relatos incluidos en este libro (Jeringa de cocina) se adaptó al cine como una comedia romántica con Jennifer Aniston y Jason Bateman, estrenada en Chile como Papá por accidente. ¿Qué le pareció el resultado?

Mi cuento es aproximadamente solo el primer tercio de la trama de The switch, que es la película que mencionas. El guionista lo usó como punto de partida para una historia más larga. Y, bueno, muchas cosas cambiaron en el camino.

¿Y qué puede contar sobre la adaptación de su novela La trama nupcial? Tengo entendido que usted escribió el guión.

Sí, adapté la novela con el director de la película, Greg Mottola (Supercool, Adventureland). Pero no creo que vaya a llegar a nada concreto, cosa que ocurre a menudo en el mundo del cine. Por eso prefiero dedicarme a la literatura; porque así, por lo menos tengo control sobre el resultado final.

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