Alejandro Fernández Almendras, cineasta: "No pretendemos llenar las salas para que revienten de público"

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Alejandro Pérez Almendras

Premiado en Sundance por Matar a un hombre, Fernández cree que llevar espectadores es tarea del cine comercial chileno y no de los filmes de festivales.


En la encuesta de las mejores películas chilenas del siglo XXI publicada por Culto en 2017, Aquí no ha pasado nada (2016) ocupó el primer lugar. El largometraje de Alejandro Fernández Almendras (1971) participó en el Festival de Sundance, representó a Chile en los premios Goya y llevó 15 mil personas a salas. A Fernández (o AFA, como es conocido en el medio) esa cifra le parece extraordinaria. Para él, la buena salud del cine (o de cierto tipo de cine) no se mide con números brutos.

¿Cuál es su opinión sobre la asistencia a películas chilenas durante 2017?

Creo que es muy difícil hablar de éxito o fracaso del cine chileno si miramos las cifras de asistencia. Mi opinión es que es mirar en el lugar equivocado. Una mujer fantástica llevó 54 mil personas y hasta ganó un Oscar. Está bien. No buscaba llevar una gran masa de espectadores. Las películas chilenas que tienen cierta inquietud artística suelen estar bajo los 100 mil espectadores.

Pero un dato evidente es que el cine chileno que gana festivales no lleva demasiado público…

Es que no me parece que haya que echarle la culpa a ese cine por el poco público en general de las películas chilenas. El problema lo tienen otras producciones que sí tienen una abierta intención comercial y andan mal. Dos casos recientes son Argentino QL (2016) y Como Bombo en fiesta (2016). Ese es el tipo de cine llamado a llenar la taquilla. Este año ya no tendremos ese inconveniente, porque se estrenó No estoy loca, que probablemente llevó más público que todas las películas chilenas de 2017. A lo que me refiero es que no podemos medir con el mismo parámetro a todo el cine. No se puede usar el rating para todo. Si es por eso, tampoco se podrían hacer en televisión series como Mary and Mike, Ramona o Bala loca.

¿Qué opinión le merecen las palabras de Orlando Lübbert, que dijo que el problema de público en Chile es un drama?

Orlando Lübbert sigue haciendo las mismas películas hoy que hace 17 años, cuando dirigió Taxi para tres. Y pueden ser igual de buenas que antes, pero el cine cambió mucho. Era una época en que se hacían dos películas por año y ahora hay más de 40. Me acuerdo que Los debutantes (2003) llevó más de 100 mil espectadores y que Sub Terra (2003) tuvo medio millón. Pero ahora la torta la repartimos entre muchos más y hay otros modelos. Aparecieron las películas de Kramer y llegó el modelo de negocios de Nicolás López.

¿Qué le parece la forma de trabajar de Nicolás López?

Creo que es un genio en lo que hace. Va a México y la rompe. Va a Estados Unidos y le va bien. Cuando Nicolás López estrena una película en Chile las cifras de público aumentan. Básicamente, necesitamos más directores como él si es que queremos tener más taquilla. Pero el resto de los proyectos comerciales, desde lo que ha hecho Fabrizio Copano hasta lo último del Rumpy son solo fracasos. Creo que esa es la discusión: el fracaso del cine comercial chileno. Pero no es el caso mío, ni el de Cristián Jiménez o Sebastián Lelio. Es hora de transparentar que no pretendemos llenar las salas para que se revienten de público. Nuestra primera intención es hacer buenas películas.

¿Pero los 266 mil espectadores del año pasado son lo máximo a lo que se puede aspirar en público?

No lo sé. Es decir, si Una mujer fantástica hizo 54 mil personas, creo que nos habla claramente de lo que se puede lograr. Es una película que tuvo mucha promoción y publicidad. Pero, por otro lado, no podemos comparar ese cine con otro que busque ser comercial como objetivo principal. Es como si en Estados Unidos compararan lo que hace Paul Thomas Anderson (El hilo fantasma, The master) con las películas de Michael Bay (Transformers). Nadie le dice a Paul Thomas Anderson que haga otro tipo de cine, porque el fin de semana Jumanji logró 500 millones de dólares. Guardando las diferencias, creo que en Chile pasa lo mismo. Hay distintos tipos de cine. No es un solo bloque, es diverso. En mi caso, Aquí no ha pasado nada llevó 15 mil personas y para mí eso es excelente. Es como la gente que va a ver a la U al Estadio Nacional en un mal día. Me parece muy bien.

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