Las estatuas escondidas de Santiago

forestal

Por su ubicación o contexto, muchas figuras de piedra, mármol o metal pasan inadvertidas por los ciudadanos que recorren a pie la capital.


La mayoría de los transeúntes en Santiago caminan la ciudad al mismo ritmo ajetreado en el cual desarrollan sus vidas. Como se camina hacia adelante, no se alcanzan a distinguir ciertos rincones de la urbe que llaman la atención cuando se pasea con calma.

En la zona centro/Providencia es fácil descubrir estatuas y monumentos. Algunos son colosales y muy conocidos, como el general Baquedano frente al teatro de la U. de Chile, o la estatua A la gloria, frente al Bellas Artes, regalada por Francia a Chile por el centenario de la independencia, o el expresidente José Manuel Balmaceda, a la entrada del parque homónimo, que fue inmortalizado por Samuel Román mirando la ciudad como si con su visión quisiera protegerla.

Pero cerca de ahí existen ciertos pasajes en los que vale la pena detenerse. Por ejemplo, el busto de Bartolomé Mitre, realizado por escultor chileno Juan Antón Sepúlveda. El homenaje al exmandatario argentino pasa colado, pues se ubica detrás del Castillo Forestal, en la esquina de José Miguel de la Barra con Cardenal Caro. Ahí, entre árboles, juegos infantiles y guardias, es un monumento difícil de distinguir para los capitalinos.

En el mismo Parque Forestal, por el costado de Merced llegando a Purísima, encontramos otro busto que pasa muy desapercibido: Abraham Lincoln. Sí, el ex mandamás estadounidense (que también tiene una estatua en el bandejón de Alameda llegando a Brasil) tiene su rincón en el pulmón verde de Santiago, con bancos incluídos. Incluso hay un dato curioso: lleva tiempo ahí, pues es de 1989.

Los escritores de la independencia también están homenajeados en el extenso jardín metropolitano. Se trata de un obelisco hecho de granito y mármol por Nicanor Plaza, que recuerda a Manuel de Salas, Camilo Henríquez, Manuel Gandarillas y José Miguel Infante.

Además, si uno sigue caminando hacia la cordillera, junto con ver El ángel y el león regalados por Italia a Chile en 1910 (y que le da el nombre a la plaza), se llega al Parque Balmaceda. Allí, encontramos una preciosa escultura que al estar rodeada de árboles y puesta en un rincón es muy difícil de percibir a primera vista. Se trata de la estatua al Dr. Luis Calvo Mackenna realizada por el artista Lorenzo Domínguez, en que aparecen una mujer sentada con un niño.

Y hablando de mujeres, cabe destacar el monumento conocido como "Las educadoras" (Alameda frente a dieciocho), pero que en rigor se trata de dos estatuas dedicadas a las mujeres pedagogas Isabel Le-Brun y Antonia Tarragó, esculpido por Samuel Román.

Vale la pena entonces, observar el museo al aire libre que nos ofrece Santiago.

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