El Messi de la cumbia: Damas Gratis triunfó en Lollapalooza

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Acostumbrado a derribar prejuicios, la banda liderada por Pablo Lescano, otrora tecladista de Amar Azul y padre de la denominada cumbia villera, puso la nota alta en la última jornada del festival.


Cuando a fines de octubre se reveló el plantel que estelarizaría la octava versión de Lollapalooza Chile, la presencia de Pearl Jam, Red Hot Chili Peppers y The Killers, Mac De Marco, Liam Gallagher y Lana del Rey, entre otros ilustres, llamaron inmediatamente la atención de los fanáticos. Pero no fueron los únicos: hubo otro nombre que se robó las miradas, uno que, en la teoría, costaba imaginar en un festival como lo es el ideado por Perry Farrell.

Pero Pablo Lescano es, a esta altura, un experto en derribar prejuicios y, como siempre, de la mano de su banda, Damas Gratis, se encargó de explotar todo en la jornada de cierre del certamen.

Pocos números congregaron la cantidad de público que, por curiosidad, fanatismo o simplemente para bailar un rato, llegó hasta el Itaú Stage a las 14 horas. Y Lescano, frontman consolidado, los tuvo a sus pies con un repertorio sólido que repasó algunos de los más grandes éxitos de su carrera.

"Estos celos", la clásica "Para Elisa" que revive los acordes de Beethoven en código tropical, "Borracho y amanecido" y "El humo de mi fasito" fueron algunos de los hits que fueron configurando una presentación inolvidable.

El fútbol, como en cada show de Damas Gratis, también estuvo presente. El hombre responsable de abrirle las puertas del mundo a la cumbia villera, por momentos, pareció transformar al público en una verdadera hinchada con sus clásicas arengas. "¿Dónde están los hinchas de Católica? ¿Los de Colo Colo? ¿Y los de la U?", preguntaba, al tiempo que los instaba a saltar y mantener viva una fiesta tremenda.

Faltaba el himno más grande del conjunto: "Se te ve la tanga", que, por supuesto, tuvo su turno e hizo delirar al Parque O'Higgins. Lescano, de polera blanca, shorts y lentes de sol, llegaba entonces al clímax. Amagó, luego, con un par de falsos finales, provocando la inmediata reacción de un público enloquecido. "Una más y no jodemos más", corearon en repetidas ocasiones, obligando a dar marcha atrás. El gurú trasandino incluso les lanzó champagne.

"Solo Aspirina", "Qué cara de idiota tiene tu novio" y "El viejo de la bolsa" cerraron una sólida presentación que se extendió por poco más de cuarenta y cinco minutos, mientras Lescano, acaso el Messi de la cumbia, se desprendía de su polera para luego lanzarla al respetable como regalo de despedida.

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