George Harrison, el talento polifacético de los Beatles

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El guitarrista nació un día como hoy, de 1943. Su carrera se caracterizó porque fue progresando creativamente en diferentes aspectos. Partiendo desde cero, logró convertirse en un nombre trascendente en la historia musical del siglo XX.


El 25 de febrero de 1943, el barrio de Arnold Grove en Liverpool, Inglaterra, vio nacer a su hijo más ilustre: George Harrison. El músico que al alero de los Beatles comenzó de manera progresiva a mostrar su talento en distintas facetas musicales, como productor, guitarrista y compositor.

El joven George, como la mayoría de los jóvenes ingleses en la época post guerra, se hizo aficionado al rock n' roll y al skiffle. Con solo 15 años, Harrison ingresó a la banda que por esos entonces conformaban John Lennon y Paul McCartney: The Quarrymen. Por esos días, se preocupó más de pulirse como guitarrista que de componer canciones.

Hacia 1963, ya transformados en The Beatles y con los primeros años de fama del grupo, a George le entró la inquietud por empezar a componer, y presentó su primer tema a la banda, se llamaba "Don't bother me". Más allá de que la canción apareció en el film A hard day's night (1964) pasó prácticamente desapercibida. Eso significó que debieron pasar dos álbumes para que hubiesen más composiciones de George presentes en un disco de los Fab Four.

En Help! (1965) Harrison se anotó con dos temas: "I need you" y "You like me too much". Sin embargo, lo más importante fue que durante el rodaje de la película del mismo nombre, el guitarrista conoció los instrumentos indios lo cual propició que se acercara a la cultura y a la música de ese país. Compró un sitar y en el disco Rubber soul (1965) lo introdujo en el tema "Norwegian wood". En ello vemos una tendencia que con los años fue creciendo, George tenía una gran habilidad para componer arreglos para las canciones. Es decir, comenzó lentamente a mostrar sus dotes como productor.

En su libro El sonido de los Beatles, el ingeniero Geoff Emerick lo corrobora: "George Harrison era un productor de mucho talento. Sabía lo que quería". Los otros miembros del grupo valoraron ese don, y así fue como otras de sus ideas de arreglos y producción quedaron plasmadas en los álbumes siguientes del cuarteto, incluso en canciones que no eran de su autoría. Por ejemplo: la tamboura del inicio de "Tomorrow never knows", el swarmandal (una especie de arpa india) en "Strawberry fields forever", o incluso el ruido blanco al final de "I want you" (hecho con un sintetizador Moog).

En los últimos años del conjunto, y bajo el alero del sello discográfico de la banda, Apple, Harrison continúo desarrollando su faceta de productor, ahora en discos de otros artistas, como Jackie Lomax, Lon & Derrek Van Eaton o Badfinger. También logró adquirir mayor confianza en sí mismo, pues sus canciones ya estaban a la altura de las de sus afamados compañeros Lennon y McCartney.

Además, había consolidado un estilo muy propio de tocar la guitarra. Matt Mondanile, ex guitarrista de Real Estate y líder de Ducktails lo resumió en una entrevista con el sitio Pitchfork: "Combinó el tocar acordes y notas y notas de forma similares a un guitarrista de jazz". También popularizó el slide guitar, sobre todo en su época solista, con el monumental álbum All things must pass (1970), quizás su mejor trabajo.

Siempre inquieto, y con las ganas de crear y producir intactas, George fundó su propio sello de grabación, Dark Horse (1974) que mantendría hasta su muerte y la productora cinematográfica Handmade Films (1978), que sin embargo terminaría quebrando.

George continuó publicando álbumes, y a fines de los 80's se unió al grupo The Traveling Wilburys, una superbanda compuesta además con Bob Dylan, Jeff Lynne, Roy Orbison y Tom Petty, acompañados del baterista Jim Keltner, quien, curiosamente ya había tocado junto con otro ex beatle, John Lennon.

George falleció el 29 de noviembre de 2001, en Los Angeles, California. Su gran mérito fue haberse convertido en un referente musical mundial partiendo desde cero. Su carrera fue de menos a más, y de ahí a extraordinario, y nunca perdió la cabeza. El mismo lo corrobora en su autobiografía I me mine (1980): "Realmente soy bastante simple, planto flores y las veo crecer. Me quedo en casa y miro cómo corre el río".

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