Lector voraz publica su diario: lo nuevo de Rodrigo Olavarría

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El escritor y traductor edita Cuaderno esclavo, donde narra la historia de un joven y sus años de formación.


Sus primeros trabajos literarios fueron como traductor. Estaba en el colegio y los alumnos de cursos superiores le pedían traducir del inglés al español canciones punk.

"Las letras eran incluidas en fanzines para bandas hardcore, que se vendían en Puerto Montt", recuerda Rodrigo Olavarría (38), quien creció en la ciudad de la Región de Los Lagos. La historia la cuenta sentado en un café de Providencia. Viviendo en Santiago, mientras estudiaba Literatura, en la Universidad de Chile, se convirtió en el mejor traductor de Allen Ginsberg al español. Y al mismo tiempo escribía su propia obra.

Su versión de Aullido (Howl) llegó a las manos de Jorge Herralde, quien tras leerla decidió publicarla por editorial Anagrama, en 2006. Diez años después apareció la colección de textos Prosa deliberada, de Ginsberg, por Ediciones UDP. Además ha traducido los libros Work songs (Libros La Calabaza del Diablo), que reúne escritos de la cantante Patti Smith y Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters (Das Kapital Ediciones).

"Llevo demasiado rato siendo alguien que lee, escribe y escucha música...", dice el narrador de Cuaderno esclavo, el nuevo libro de Rodrigo Olavarría, que acaba de publicar editorial Hueders. Es el diario de un lector. La historia de un veinteañero que separado de su pareja, y roto los planes de vacaciones, viaja solo donde un amigo a Río de Janeiro, Brasil. Ahí evoca su pasado en el sur, mientras reflexiona sobre su oficio y cita a otros artistas.

"Por años me he negado a reconocer que me cuesta escribir cuando estoy en pareja (...) Incluso temo que llegue el día en que termine con alguien solo para poder escribir", se lee en el libro, donde se pueden hallar palabras de Alfred Jarry como de Witold Gombrowicz. "El protagonista y narrador de Cuaderno esclavo es alguien totalmente poseído por las numerosas lecturas que ha emprendido con voracidad...", señaló Juan Manuel Vial sobre el ejemplar.

"Mi biografía está ahí. Es una operación calculada, no es caótica. También me interesó crear diferentes paisajes emotivos. Y claro, la conciencia del oficio está presente, pero con el deseo de producir una ruptura", dice Olavarría, autor además de los libros La noche migratoria (2004) y Alameda tras las rejas (2010).

Siempre con un cuaderno de apuntes en mano, por estos días ensaya versiones al español de poemas de Emily Dickinson. La labor de traductor de Olavarría ha estado ligada también al teatro. Tradujo El zoológico de cristal, de Tennessee Williams, obra que montó en 2017 Alvaro Viguera en Teatro Mori. Con el mismo director trabaja en una versión de Todos eran mis hijos, de Arthur Miller.

Por si fuera poco, nuevamente Olavarría se pondrá en los zapatos de otros autores. En marzo se conocerán sus traducciones de Benito Cereno, de Herman Melville y la novela La máquina blanda, de William Burroughs. Ambos escritos saldrán por editorial Hueders.

Sobre el panorama actual de traducciones, ante el aumento de editoriales independientes, el escritor dice: "Me parece súper enriquecedor. Además se vuelven accesibles los libros y permite la discusión".

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