Así es el show que trae LCD Soundsystem

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Una de las bandas más inventivas de este siglo posee un vibrante espectáculo marcado por su último álbum. El mismo que mostrará en el próximo Lollapalooza Chile.


Cinco bailarinas negras, altas y con piernas brillantes y musculosas, se agachan y se mueven al ritmo de una música ruidosa, extremadamente pegajosa y llena de bocinas. Frente a ellas está Big Freedia, quien alza sus uñas púrpuras para dirigirse al público que espera a LCD Soundsystem. "Quiero saber cuántos de ustedes tienen algo de alcohol en su maldito cuerpoooo", grita mientras la mitad del público en el Nashville Municipal Auditorium levanta latas de cerveza, vasos de plástico con whisky, y Freedia -a medio camino entre RuPaul y Public Enemy-, comienza a rapear una canción.

Puede que Big Freedia no sea el tipo de telonero que los más de dos mil asistentes esperaban antes del show de LCD Soundsystem. Pero a estas alturas no importa demasiado: porque todo el público parece tan sorprendido como eufórico.

Y porque se sabe que los gustos musicales de James Murphy, el líder de LCD, son tan amplios como variados: desde la electrónica sucia, el punk bailable, el dance eufórico y hasta llegar a esas canciones, como "New York, I love you", en las que un crooner le susurra una carta de amor a Nueva York. Porque fue en esa ciudad, en 2011, cuando LCD Soundsystem supuestamente se acabó.

Desde entonces Murphy abrió un bar de vinos en Brooklyn, produjo a Arcade Fire y mantuvo su carrera de DJ. Y también tuvo una conversación con David Bowie. "¿Te hace sentir incómodo?", le preguntó el autor de "Space Oddity" sobre la tentativa de reunir a LCD, apenas cinco años más tarde, luego de separarse. Murphy le confesó que sí. "Bien", le dijo Bowie. "Si no te sientes incómodo, entonces no estás haciendo nada".

Por lo menos así James Murphy explica el regreso de LCD con American Dream, su primer álbum en siete años. El concierto de esta noche, de hecho, es parte de la gira estadounidense para presentar aquel disco; la misma que en 2018 los tendrá en la primera noche de Lollapalooza Chile.

El comienzo del show de LCD es directo y sin estridencias: "Oh, baby", la canción que abre American Dream. Es un tema lento, tan romántico como irónico y que funciona a modo de preámbulo fiestero. "¿Qué les pareció Frida?, dice Murphy una vez que finaliza "Call the police". "Con un telonero así, no nos queda otra que darles un buen show", advierte antes de que la banda siga con "I can change".

"Sabemos que la mayoría de ustedes tiene que trabajar mañana", grita Murphy a su micrófono -de esos cromo y vintage- mientras las primeras notas de "You wanted a hit" suenan y un juego de luces epilépticas llena el auditorio. Una bola disco baja del del techo y comienza a dar vueltas. "¿Pero por qué no mejor festejamos esta noche y mañana vamos a trabajar con lentes de sol?"

Siguen la dupleta dance-punk "Tribulations" y "Movement". Y luego pasan "Someone great", "Yr city's a sucker", "Change yr mind" y "Tonite", ésta de su último disco y la cual encaja a la perfección entre los temas de sus tres discos anteriores.

Murphy se mueve con timidez por el escenario y a ratos grita al micrófono agresivamente y cierra los ojos. Hay algo extraño en su actitud: por momentos parece un oso polar con una polera blanca y blazer azul, pero también un crooner hipster y viejo que se ríe de la gente que lo reverencia. De ahí viene "Home", de su tercer disco, This is happening, y el anuncio de que a continuación no vendrá un encore, sino "un momento en que la banda irá al backstage, al baño y volveremos a tocar más canciones", anuncia.

El público recarga sus cervezas y whiskies antes de volver para escuchar "Losing my edge", "Emotional haircut" y "Dance yrself clean". Puede que sea el momento alto de la noche. No importa que "Daft punk is playing at my house" o "Drunk girls" no estén en el set. Los juegos de luces ayudan a que por momentos el público se olvide de que se está en un concierto. Suenan las primeras notas de "All my friends", con un final tan abrupto como eficiente: Murphy y la banda se despiden, las luces del auditorio se prenden y lo único que sigue funcionando es la bola disco. Dicen que es la misma que aparece en la portada de su disco debut. Y puede que sea una buena imagen de esta nueva etapa. Porque si bien la fiesta finalizó, la bola disco gira y refleja luz en las paredes del auditorio.

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