Luis Jara: espero despierto

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Convengamos que el hombre está encantado de conocerse y que tiene poco interés en pasar inadvertido. Pero hay que reconocer que Luis Alberto Jara Cantillana (51), más allá de la continua anécdota, es un músico que propone como pocos en el privilegiado puesto que ocupa.


Porque sería mucho más fácil descansar en lo que tiene y echarse para atrás. Y seguir en el matinal o donde sea que le toque estar en la pantalla chica, con esa disponibilidad única para hacer lo que le pidan y reírse de sí mismo.

Convengamos también que podría hacer un poco más por cuidar precisamente lo que más quiere, que es la música y el canto, según ha declarado muchas veces con su clásica efusividad. Pero Luis Jara, el autodenominado "artista nacional", es de los pocos que ha sido particularmente consistente en tratar de darle una vuelta de tuerca a su carrera iniciada ya hace 35 años en espacios como el Clan Infantil y el Ranking Juvenil, de Sábados Gigantes.

La última frase que lo ubicó en el centro de la discusión virtual, esa de que estaba cantando como Freddie Mercury y que desplegó en estas mismas páginas, fue el complemento de un anuncio mayor: su debut en el género del reggaetón. Una incursión de resultado incierto, pero que confirma lo que ha sido un espíritu marcado durante su carrera. Algunos podrán ver ahí franca indecisión, otros en cambio advierten un espíritu inquieto que busca reinventarse a cualquier costo y sin pudor alguno.

Lo del género urbano vendría a ser entonces la última estación musical de un intérprete que partió en la balada romántica y que a lo largo de tres décadas de vida artística ha pasado por el pop latino, el cancionero chileno, el jazz de salón y los villancicos. Y todo sin desperfilarse del todo. Porque el tema de fondo con Luis Jara es que independiente del resultado de sus experimentos musicales, que en todo caso son siempre sobre la media del estándar local, es que está siempre buscando. Olfateando lo que pasa allá afuera, intentando sonar moderno, haciendo el esfuerzo de seguir vigente. Y eso es algo poco usual entre los artistas chilenos de su perfil, que han pasado años estacionados en lo que en algún momento de sus carreras pudo haber sido rentable. Es cierto, él sabe que no canta como el fallecido líder de Queen. Pero lo que vale es que no tiene miedo de bromear con aquello e intentar de paso seguir adelante. Como sea, donde sea.

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