Un concierto de Coldplay en realidad virtual

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En agosto de 2017, la banda británica Coldplay dio un concierto en Chicago como parte de su gira A head full of dreams. En distintos puntos del mundo, el show fue visto en simultáneo a través de lentes de realidad virtual, los cuales trasladaron al concierto a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia.


Daft Punk. Ese dúo de música electrónica fue el que recordé cuando me enteré de qué consistía el evento. "Con unos lentes vas a poder ver el concierto de Coldplay en Chicago como si estuvieras allá. Son unos lentes de realidad virtual que van transmitir el concierto en vivo desde Estados Unidos", decía la invitación.

Nunca había visto los lentes Gear VR, por eso imaginé algo parecido a los cascos que usan los intérpretes de "Around the world" para ocultar sus rostros y -al mismo tiempo- expresarse artísticamente.

Al llegar al evento me di cuenta que este implemento cubre aproximadamente un tercio del rostro, y que tienen un peso considerable tomando en cuenta que se usa junto con audífonos y conectado a un Samsung Galaxy. "Muchos se marean o se cansan después de un rato, nadie los usa durante todo el show", me advirtieron tomando en cuenta que el concierto dura aproximadamente dos horas.

Antes de que Chris Martin y compañía hicieran su aparición en el escenario, se mostraba al público que esperaba ansioso el comienzo. Esto servía para integrarse al ambiente, pero sobre todo, para orientarse en el digital y ver dónde está el escenario.

Unos minutos previos a la primera canción, advirtieron desde Samsung: "Hay que considerar que son varios países conectados y muchos kilómetros de distancia, así que es probable que cada cierto rato, la señal se pause", y así fue.

De pronto, las luces se apagaron en el estadio Soldier Field de Chicago, lo cual anticipó el comienzo del show promocional del tour A Head Full of Dreams, el séptimo disco de Coldplay.

La voz de María Callas resonaba en el recinto interpretando "O mio babbino caro". Luego, un discurso de Charles Chaplin fue usado a modo de introducción al primer tema de la noche. Siendo las 23 horas, la banda británica comenzó con "A head full of dreams".

De nada sirvió determinar con anticipación donde estaba el escenario. Como son varias las cámaras que transmiten el show, y por ende, diferentes los puntos de vista que se tiene del espectáculo, el entorno cambia como en una transmisión televisiva. Si en un comienzo se estaba en la primera fila del público con los músicos encima, al minuto siguiente se estaba al lado de Chris Martin en el piano. No importa desde qué ángulo se muestra el show, siempre se va estar en un lugar privilegiado.

Las canciones "Yellow", "Paradise" y "The scientist" fueron los puntos fuertes del show. Se notó por la efervescencia del público y la emoción que la misma banda transmitió en aquellos temas. Sí fueron disfrutadas, pero quitó magia el que la señal no fuera siempre fluida, aún comprendiendo los recursos técnicos para lograr aquello.

Dejando de lado los momentos en que se detuvo la transmisión, el concierto se vio de una forma tal que generó opiniones encontradas. Por un lado, ni pagando la entrada más cara del espectáculo se podría estar -o creer que se está- tan cerca de los artistas. Sin lugar a dudas, la realidad virtual logra trasladar al usuario a lugares inimaginables e inaccesibles para el común de los mortales.

Por otro, la noción de que es una suerte de realidad alterna, que no se está realmente allí, en el mismo espacio físico, junto a cientos de personas; no genera la misma adrenalina, la misma euforia que provoca estar en presencia real de tus artistas favoritos. ¿Será el sonido?

Lo cierto es que los lentes de realidad virtual son una herramienta impresionante —casi inverosímil— que permiten ser testigos de un evento en el que no se puede estar físicamente, aunque la tecnología aún no llega al punto de superar la realidad.

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