Javiera Mena: "Este es un buen momento para hacer un cambio en todo sentido"

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La cantante habla de uno de los giros más importantes de su carrera: esta semana firmó con Sony Music, uno de los mayores sellos multinacionales del circuito. "Nunca tuve prejuicios con los sellos", reafirma, además de deslizar que no trabajará con su productor histórico Cristián Heyne, en su próximo disco.


Javiera Mena (34) no camufla el entusiasmo por su nueva era, aquella que desde el último martes la tiene como parte de Sony Music, una de las multinacionales discográficas más poderosas del planeta, aunque sobre la marcha advierte que algunos matices de su léxico puede que empiecen a cambiar. "Tengo una carrera y cuatro discos, eso es lo bueno de firmar en esta posición, que mi personalidad ya está bien marcada. Yo propongo la parte artística y en Sony están muy conformes con eso, con muchas ganas de enriquecerse con un nuevo artista… enriquecerse en el sentido espiritual, digo", se corrige.

Pero un sello también es una empresa, por lo que el otro enriquecimiento tampoco sería tan malo.

Ojalá, pero eso dejémoselo al reggaetón (se ríe).

En efecto, desde esta semana la santiaguina integra una compañía global que exhibe en su catálogo a algunas de las estrellas más rentables de la escena anglo y latina, como Beyoncé, Adele, Daft Punk, Foo Fighters, Shakira, Ricky Martin o Chayanne, además de figuras con raíz en la música urbana, como Maluma, Prince Royce y Pitbull.

Un trampolín que busca una mayor expansión internacional, una mejor distribución de sus álbumes y una vía más formal para montar giras o promocionar sus nuevos pasos, en una decisión revolucionaria para su carrera. Tras forjar casi 15 años de trayectoria desde la independencia y la autogestión, convirtiéndose en genuino emblema de ese circuito, la cantante deja atrás parte de los métodos que conoció desde siempre.

Pero el giro también es colectivo. Mena es la primera representante de la generación de solistas chilenos que irrumpieron en el siglo XXI y vinculados al pop de autor (Gepe, Manuel García, Francisca Valenzuela o Alex Anwandter) que se alía a uno de los sellos llamados "major". De hecho, su determinación va de cierta manera a contramano de los tiempos, donde algunos de los nombres más exitosos han renegado una y otra vez de los gigantes del disco.

"Para mí lo principal siempre es que hablen las canciones. Mi música tampoco la veo como algo tipo Sonic Youth firmando con Sony. O sea, igual hago pop y perfectamente mi último disco, Otra era, podría haber sido editado por una multinacional. Me gusta mucho hacer canciones que también puedan despertar algo cercano a la música que hay en una disquera, entonces por eso se me acercaron. Ellos no están buscando que me transforme, no es que vaya a salir con unos tacones gigantes al escenario o algo por el estilo. Me gustó que buscaran sonidos distintos y siempre se me recalcó que yo era una artista diferente y única. Eso me entusiasmó, además de abrirme espacio en lugares donde es imposible llegar desde una estructura independiente".

—¿Tuvo alguna vez prejuicios en torno a las multinacionales?

—No, porque yo hago canciones y soy fan de bandas que están en sellos, como Abba o los Carpenters, o incluso de otras mucho más indie que también trabajan con grandes compañías. No lo vi con ningún prejuicio, al contrario, como una posibilidad de crecimiento, aunque sí tuve mucho ojo en las negociaciones, para estar protegida en todo sentido. No tengo miedo, porque la gente con la que estoy ahora valora mi autenticidad.

—¿Negoció algún límite en la injerencia del sello en su carrera?

—De todas maneras. Igual, al ver que Sony tiene bandas como Babasónicos o Illya Kuryaki, que hacen un pop de vanguardia, no tuve la necesidad de hablarlo tanto, pero sí de dejarlo por escrito, en el sentido de que exista independencia artística, que la opinión siempre la tenga el artista al momento de hacer un disco, etc.

—¿Siente que sus álbumes no han tenido la repercusión que esperaba, a nivel masivo e internacional?

—Mi idea ahora no es ponerme a pensar cómo lo pude hacer antes, ir para atrás y empezar a mover las cosas, qué hubiera pasado si hago esto o lo otro. Al contrario, todo lo que logré con Otra era, como la nominación a un Grammy y el Festival de Viña, es como para decir "guau, lo lograste siendo independiente".

—El mundo alternativo es muy militante. ¿Sintió temor de los habituales comentarios que surgen cuando alguien firma con un sello grande?

—No. De hecho, cuando lo puse en la web, el 99% de la gente me decía "felicitaciones", "te lo mereces", porque ya con Otra era mi música indicó que yo iba para un lado más pop. Ahora hubo 0% de mala onda.

La voz de "Esquemas juveniles" está por estos días encerrada en su residencia componiendo los temas de su próximo título, el primero bajo la firma de Sony y que acentuará el timbre bailable y electrónico que monopolizó Otra era (2014). Cumpliendo con esa suerte de tradición de editar una producción cada cuatro años, su nuevo trabajo estima estreno para la primera parte de 2018. "Ya hay maquetas y la idea es este mes ya cerrar las canciones y en julio entrar a grabar. Como yo hago música electrónica, mis maquetas ya dicen mucho de lo que será el resultado final".

—¿No se planteó que el cambio también fuera estilístico?

—Para mí, la electrónica es mi lugar, los sintetizadores, los sonidos de hoy, porque tampoco hay mucha gente haciendo eso en Latinoamérica. Ya ocupé un sitio y tengo que seguir levantando esa bandera, me siento diferente de lo que se hace en el continente, que es más acústico, más de rock, folclor o cumbia. Obviamente la energía de las canciones puede variar, porque siempre van a ser un reflejo de lo que voy viviendo, pero el sonido seguirá siendo electrónico.

—¿Hay opción de que vuelva a trabajar con Cristián Heyne, quien ha producido todos sus discos?

—Puede ser una opción. También es bueno cambiar de mano, probar cosas nuevas. Puede ser una posibilidad, pero también tengo muchas otras para probar sonidos distintos, es bueno cumplir etapas en la vida, puede que sea un buen momento para eso.

—Sería la primera vez que trabaja un álbum sin él.

—Sí, también puede que lo haga con varios productores. O hacer dupletas. Lo que hago es tan solitario que me gustaría combinar gente que he conocido en mi carrera. Es un buen momento para hacer un cambio en todo sentido. Realmente "otra era".

—En esta nueva era, ¿le gustaría volver al Festival de Viña?

—Obvio, me encantaría. En Viña aprendí demasiado, a hablar bien con los periodistas, a comunicarme con un público más grande y también a que tengo un espacio ahí. Me tocó un día con reggaetoneros y la gente me escuchó. Es un escenario con una carga potente y, como representante de la libertad de las mujeres, me encantaría volver. Y no tendría problema en tocar de nuevo con los reggaetoneros, porque es un desafío.

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