Los diarios de Kurt Cobain se publican por primera vez en Chile

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Los textos personales del músico llegan al país a 15 años de su primera edición. El libro compila los escritos y dibujos más reveladores del líder de Nirvana.


Más que un simple diario de vida, las cientos de páginas que Kurt Cobain llenó entre fines de los años 80 y mediados de los 90 son uno de los más completos archivos personales que existan de una estrella de rock. Una serie de escritos que funcionan como un rompecabezas, cuyas piezas sueltas pueden parecer intrascendentes, pero que juntas conforman la más reveladora biografía del fallecido líder de Nirvana.

Publicado por primera vez a fines de 2002, Diarios (Journals), el libro que compila buena parte del material privado del músico, debutó con elogios unánimes de la prensa y en el primer lugar del listado de best-sellers de no ficción que elabora The New York Times, pero por diversas razones nunca llegó oficialmente a Chile. Así, en estos 15 años, los seguidores locales de Cobain -y de la literatura musical en general- sólo pudieron acceder a la edición en castellano que se publicó en España en 2003, o derechamente al texto original en inglés a través de sitios de despacho internacional.

Eso, hasta este mes, en el que por primera vez comenzó a distribuirse formalmente Diarios en las librerías chilenas. Una nueva edición a cargo de Reservoir Books (Penguin Random House) en cuyas 315 páginas se intercalan recuerdos, confesiones, ensayos, chistes y dibujos del artista, los que revelan el mundo privado y las múltiples dimensiones del último héroe del rock de fines del siglo XX.

Pese a que ningún texto está fechado, el libro incluye escritos ordenados cronológicamente que van desde 1988, cuando Cobain daba sus primeros pasos en la música en su natal Aberdeen, hasta los días previos a su suicidio en 1994. Se trata de los mismos documentos a los que en su momento accedieron Charles Cross, autor de la más completa biografía del músico (Heavier than heaven, 2003) y luego Brett Morgen, quien convirtió esos manuscritos y dibujos en la columna vertebral de su celebrado documental Montage of heck.

Nace una estrella

"Los diarios de Cobain revelan a un artista que amaba los discos, que conocía la historia del rock y que estaba decidido a asegurarse un lugar en esa historia", dice una de las reseñas editoriales del volumen, en el que las anotaciones personales del cantautor conviven con acídos ensayos sobre el rock progresivo y el feminismo, borradores de sus futuros éxitos y listados de sus canciones favoritas, además de cartas dirigidas a sus amistades de la escena, como Mark Lanegan, Melvins y The Vaselines.

En ese sentido, pese a la imagen de iconoclasta que se ha construido en torno a Cobain, las páginas descubren a un artista que siempre tuvo claro cómo lograr éxito y fama, que planificó obsesivamente cada detalle de su proyecto musical y que incluso antes de que los fichara un sello redactaba estrategias promocionales así como reseñas y entrevistas ficticias a Nirvana.

"Me pregunto qué voy a hacer cuando sea viejo si a los 19 años ya sé todo sobre el rock and roll", declaraba un joven Cobain en su diario, donde además se encuentran joyas para fanáticos, como la carta con la que él y el bajista Krist Novoselic despidieron de la banda a Dave Foster, uno de sus primeros integrantes. "En lugar de mentirte diciéndote que vamos a disolvernos debemos confesar que hemos fichado a otro baterista", le explicó por escrito.

Claro que no todo es bagaje musical, reclamos a la prensa especializada y registro de sus giras. Gracias a las anotaciones originales del músico reproducidas en Diarios -y que incluyen notas al margen y hasta borrones de cada texto- es posible entender las paradojas y los demonios que atormentaron al autor de Smells like teen spirit: desde episodios complejos de su adolescencia, como cuando fue acusado de tener relaciones sexuales con una vecina con retraso mental, hasta su relación con las drogas duras, con su esposa Courtney Love y con una industria en la que nunca se sintió cómodo.

"Prefiero morir antes de convertirme en Pete Townshend", sentenciaba a comienzos de los 90 y en pleno apogeo de su carrera, parafraseando la célebre línea de The Who en una llamativa premonición sobre su destino.

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