Slayer en Chile: felicidad y fidelidad

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Banda se presentó esta noche en un Movistar Arena repleto, promocionando su último disco, Repentless.


Es como una misa en una vieja iglesia con mucho rebote donde apenas se entiende lo que la voz predica pero descifras el mensaje claramente porque el tipo que clama atención, Tom Araya, lleva mucho tiempo como uno de los sumos sacerdotes del thrash metal, y su oficio a estas alturas de la carrera de Slayer es sólido como roca. La banda regresó anoche con Movistar Arena repleto promocionando un nuevo disco, Repentless (2015).

Así, confiados en su potencia devastadora -ingrediente principal en toda canción del cuarteto- arrancaron con el tema homónimo. De inmediato las dudas por ser el primer título sin Jeff Hanneman, reemplazado por Gary Holt de Exodus y el retorno de Paul Bostaph en batería, se fueron a la basura. Slayer, a pesar de las bajas históricas del guitarrista muerto y la segunda partida de Dave Lombardo, continúa implacable.

Digamos que existen pocas fanaticadas más expresivas y sinceras que la de este grupo. Anoche el ambiente de fiesta y peligro se respiraba desde el ingreso con gritos y bromas de grueso calibre en las filas y fuerte presencia policial incluso en los baños. Aún así, algunos sanitarios quedaron inservibles por la vieja costumbre metalera de mojarse la chasca y otros percances taponando cañerías, efectos de la previa para disfrutar el concierto de la banda estadounidense como corresponde según la tradición, con la guata impúdica al aire, girando en un torbellino de brazos y piernas desaforados para buscar catarsis, desahogo y compañía, exactamente lo mismo que sucede en un templo celebrando un rito religioso.

Aunque Tom Araya dijo hace un tiempo que no creía que la carrera de Slayer se extendiera por mucho más, al menos anoche no asomó indicio alguno de agotamiento en la fórmula del grupo. Su número en directo sigue siendo extraordinariamente brutal y bien ejecutado. Para el último tercio dejan los clásicos que la gente recibe como palabra sacra: Hell awaits, South of heaven, Black Magic y Angel of death. El público asistió para ser azotado sin compasión por una música liberadora que gusta de las historias de terror para provocar felicidad y fidelidad.

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