Un año en la vida de Fito Páez

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El autor de El amor después del amor (1992), el disco más vendido en la historia del rock en Argentina, publicó Diario de viaje, sus memorias, anotaciones y obsesiones.


Esta historia ocurre en 2015, cuando Fito Páez venía de publicar Rock and roll revolution y el disco junto al músico brasileño Paulinho Moska, Locura total. Como una cápsula de tiempo transparente, notamos la dureza de las giras, donde el nomadismo descubre al Fito Páez humano y enfermo, ese que debe lidiar con el agotamiento cada vez que sale a cantar. "No estoy cansado, porque esto es una suerte", escribe el rosarino, "pero hay un momento en que tienes 53 años y no paraste nunca y te gustaría frenar un ratito. Y no 15 días, sino frenar seis meses. A ver cómo es".

El libro comienza fechado en enero, cuando Páez presentó su novela La puta diabla (influenciada por Copi y Piglia "seguramente por las diferencias estilísticas"), hasta alcanzar descripciones exiguas de comidas, personajes cercanos al músico y, por supuesto, su propia experiencia musical. "Una banda se desarrolla en el tiempo. Cuando tocás mucho tiempo con alguien se va creando una intimidad y una zona de entendimiento única. El swing se crea así. En la convivencia de los músicos sobre la materia musical y en la experiencia vital fuera de la sala y los conciertos", escribe el músico.

Entre reflexiones breves, más anotaciones intrascendentes y pequeños ensayos sobre amor o literatura, tal vez la parte más interesante del libro aparece cuando Páez rememora escenas de otras décadas que sostienen su proyecto musical. Sin ir más lejos, en un momento de la prueba de sonido de un concierto de Clics modernos, cuando Fito Páez era tecladista de la banda de Charly García, el rosarino bajó del escenario para mirar el manejo de las consolas, la calidad y disposición de los parlantes, y la puesta en escena de su banda: "Nunca había escuchado una máquina musical tan poderosa en acción. Esa fuerza que movía el aire de los parlantes poseía una rabia genuina y elegante a la vez", escribe en Diario de viaje.

O la conversación que sostuvo con Joaquín Sabina, después de escuchar "Contigo" en una habitación en San Pablo, "aquella frase inolvidable. Única. Sagrada". Páez se refiere al verso: "Y morirme contigo si te matas/ y matarme contigo si te mueres/ porque el amor cuando no muere mata/ porque amores que matan nunca mueren", del español. "Fue alta la conmoción. El poema cuando es algo te deja en babia, dura poco, pero el efecto es real y contundente. Paré unos instantes. No podía avanzar como si aquello no hubiera sucedido. Me fijo en los créditos del álbum y dice: letra y música Joaquín Sabina. Cada canción tenía sus propios créditos. Era inapelable. Joaquín había escrito esas palabras en rima y con aquel significante pasional inigualable. Nunca había leído palabras tan certeras sobre el amor y la pasión amorosa. Menos en una canción popular. Y había escuchado y llorado y disfrutado de muchas", rememora el argentino.

Luego, lo que viene, podría leerse como un resumen de su personalidad, ese personaje que hemos visto en sus conciertos, el apasionado que excede a su música y letras en un alarde melancólico y visceral que genera emoción y anticuerpos por igual. Lo siguiente es Fito Páez conversando por primera vez con Joaquín Sabina, antes de hacer juntos Enemigos íntimos:

–Hola, ¿Joaquín?

–Sí, ¿quién habla allí?

–Soy Fito Páez y te llamo para decirte que eres uno de los cabrones más grandes que jamás he conocido y que ese puto verso de "y morirme contigo si te matas/ y matarme contigo si te mueres/ porque el amor cuando no muere mata/ porque amores que matan nunca mueren"... ¡es lo mejor que se ha escrito sobre el maldito amor en la historia del puto mundo! Y que tenemos que componer un álbum donde yo escribiré todas las músicas y tú todas las letras, y será una de las joyas más hermosas que se hayan escrito por siempre en la historia de la música.

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