Lollapalooza: lo mejor del domingo

Analizamos los mejores momentos de la jornada final del festival, que tuvo a Duran Duran y The Strokes como sus mejores shows.


Desde temprano las bandas nacionales se adueñaron del festival. Primero, Tus Amigos Nuevos fueron los encargados de animar a su fiel fanaticada en el Lotus Stage. "Edipo Rey" y "Tu fiesta vale callampa", entre otras, encendieron a un público que cantó, bailó y gritó a más no poder: una señal inequívoca de lo que sería la jornada dominical.

La tónica no cambió. En el Itaú Stage, más allá de las falencias que por momentos presentó el audio, Gondwana comenzó a celebrar sus 30 años de extraordinaria carrera echándose al bolsillo al respetable con himnos como "Antonia" y "Sentimiento Original", además de alguna referencia a Bob Marley. Por su parte, Álex Anwandter demostraba una vez más por qué está en su mejor momento en el VTR Stage.

En el Acer Windows10 Stage, James Gabriel Keogh, Vance Joy, encantó a un público en su mayoría femenino con un show romántico. El griterío ensordecedor al término de cada canción fue la prueba fehaciente de que su indie pop tiene para rato.

Por otro lado, el Kidzapalooza regaló un espectáculo agradable, evidentemente muy alejado de la parafernalia que se vivió en los shows que cerraron la jornada. En esa línea, Mazapán fue el encargado de instrumentalizar un escenario en el que se los veía a los niños y padres jugar a la pelota y reír. Fue, también, una suerte de descanso, un punto para recargar energía.

Una situación muy necesaria, por lo que venía: Duran Duran presentó un show extraordinario. Tremendo. Sublime. Los sub-30 se tomaron el Itaú Stage para disfrutar de un espectáculo en el que los británicos arrasaron con todo a su paso. Una hora y 17 minutos bastaron para que hasta el más ajeno a sus canciones, se encantara con éxitos como "Save a prayer" y "Rio".

Sería el comienzo del final. The Weeknd fue el encargado de cerrar el Itaú y empezar a bajar la cortina del festival. El show del canadiense fue el preámbulo ideal para The Strokes. En ese sentido, Abel Tesfaye cumplió a cabalidad: sin generar la euforia propia de Metallica o Duran Duran, demostró que fue un acierto de Lollapalooza.

¿Lo mejor? para el final. En el VTR Stage, ansiosos los fanáticos se agolpaban a la espera de la banda liderada por Julian Casablancas, The Strokes. Pero se hicieron esperar. Cinco minutos. Diez minutos. Veinte minutos. Hasta que, por fin, veinticinco minutos después de lo anunciado, saludaban al público. Pero los problemas continuaron. Los problemas de sonido fueron una constante en el show de los estadounidenses. Incluso tuvieron que recomenzar, tras un inicio muy olvidable. Sin embargo, con el paso de los minutos, a partir de un setlist repleto de éxitos, lograron darle vuelta la mano a la situación y cerrar de una manera más que digna la séptima versión del festival.

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