Lollapalooza cierra con su público histórico y planea ampliarse para 2018

Imagen G0020937

"El festival está quedando pequeño para la gente que está llegando, hay que agrandarlo", dicen los organizadores en torno a una audiencia récord de 140 mil personas este fin de semana y que ayer tuvo a Duran Duran como su mejor show.


El mundo volvió a ser el de antes. O al menos el mundo de Lollapalooza, lo que para las personas que este fin de semana repletaron el Parque O'Higgins, no es poco. Si el pasado sábado convivieron dos planetas que no estaban destinados a encontrarse -las huestes sombrías entregadas a Metallica hermanadas con el brillo multicolor de los veinteañeros-, ayer el evento volvió a los brazos del público con el que comúnmente se vincula su espíritu: los adolescentes enfundados en vestimenta veraniega y que parecen transformar la experiencia en un extenso paseo de curso.

Un grupo mayoritario apenas matizado por treintañeros, padres y familias que arribaron a la caza de Duran Duran o The Strokes, o que aún exhibían orgullosos sus poleras de Metallica, como ese futbolista que quiere continuar dando la lucha hasta el último minuto de partido pese a estar sucumbiendo por goleada. Hasta volvió el calor, extraviado en el debut, otro simbolismo de que no había espacio para las tinieblas.

Pero algo se mantuvo casi intacto: llegaron las mismas 80 mil personas que 24 horas antes -aunque de manera un poco más tardía-, despachando las mismas secuencias de largas filas para casi todo, escenarios atiborrados desde el pitazo inicial y accesos que por minutos debieron cerrarse.

Ante ello, desde la productora Lotus, organizadores de la cita desde su origen en 2011, reconocen que para esta versión el recinto les quedó estrecho: nunca antes habían albergado a tanta gente. "Si, sentimos que el festival está más ajustado y creemos, a partir de la experiencia de este año, que tenemos que crecer. De repente queremos abrirlo a áreas del parque que no estamos ocupando, generar espacios nuevos para la cantidad de gente que está viniendo", proyecta Maximiliano del Río, director de la firma. Luego, convierte los planes en números: "Hoy ocupamos menos de tres cuartas partes del parque, un 65%, entonces hay varios sectores que no forman parte del festival. Hay que verlo con calma y tiempo, pero sí está en la cabeza de nosotros que Lolla está quedando pequeño para la gente que está llegando, entonces hay que agrandarlo dentro de lo que se pueda".

Con tal multitud, las primeras ovaciones fueron para el hip hop de genética cotidiana de Liricistas, el nervio rockero de Tus Amigos Nuevos en el escenario de La Cúpula -pocas bandas locales hoy despuntan su vértigo- y el baile con discurso de Alex Anwandter, dentro de los mejores shows chilenos de esta edición, demostrando que algunos representantes nacionales ofrecen hoy un espectáculo muchísimo más inquieto que varios invitados foráneos en mejor horario (y no se trata de chauvinismo).

Luego el gentío y la emoción tuvieron un peregrinaje diverso con Tegan and Sara, Catfish & the Bottlemen, Vance Joy, MØ, The Weeknd, parte importante de los músicos que desfilaron por la tarima electrónica del Movistar Arena (aunque no se vio tan asfixiante como el sábado) y Duran Duran, por lejos lo mejor del día. Leyendas incombustibles en un festival que este fin de semana reescribió su propia historia.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.