Las ilustraciones de Alfonso Casas, un sentimental patológico

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"El amor es el sentimiento más democrático que hay", dice el zaragozano Alfonso Casas, quien lleva casi una década dibujando acerca de amores y desamores. La universalidad del tema y su forma de abordarlo le atrajo éxito artístico; con seis libros bajo el brazo, ya alista una nueva publicación: El último año que hubo verano, cómic que será lanzado en septiembre.


Dolor, confusión, resentimiento, alegría y aprendizaje. Al igual que cualquier ser humano, la obra de Alfonso Casas Moreno (1981, Zaragoza) recorre todas las emociones que provoca el amor al irrumpir en nuestras vidas. "Creo que el amor (y su ausencia) son uno de los motores más importantes que tenemos los seres humanos", dice el artista, quien comenzó a ilustrar sobre este tema hace siete años y continúa hasta hoy.

Antes de convertirse en ilustrador, Casas estudió pedagogía básica (Magisterio en educación primaria). Sin embargo, él mismo no recuerda un solo momento en su infancia sin un lápiz y una hoja de papel a su lado. Con la adolescencia comenzó su interés por los cómics. "Y desde entonces (y hasta la actualidad) siempre he estado rodeado de cómics y cuadernos de dibujo", cuenta. Actualmente, reside en Barcelona, donde estudió Bellas Artes, y vive únicamente de la ilustración: "Es mejor no tener gustos muy caros cuando quieres vivir de esto", dice.

"Los dos queríamos lo mismo, yo te quería a ti y tu también te querías a ti" o "Igualito que en el tetris, justo cuando encajábamos desapareces", son algunas de las frases que acompañan sus dibujos, los que se mueven en una paleta de colores en blanco, negro y rojo.

—¿Porqué decidiste que tu trabajo como ilustrador gravitara en torno al amor y las relaciones?

—Creo que el amor (y su ausencia) son uno de los motores más importantes que tenemos los seres humanos. Se ha escrito mucho sobre amor, se ha cantado sobre su pérdida, se ha matado y se ha vivido por amor, por eso creo que es un tema con recursos infinitos y muy conectado con mi manera de ser, sentimental casi de manera patológica.

—Tus viñetas hablan más de un amor sufriente que de un amor feliz, ¿porqué?

—Pienso que en general se escribe, se compone, o en mi caso, se dibuja, más sobre el desamor. Piensa que hay muchas más canciones que hablan de la tristeza de perder un amor que de la alegría al encontrarlo. Supongo que cuando te enamoras lo vives, y cuando no lo tienes, reflexionas más sobre su ausencia. En mi caso, esa reflexión es ilustrada.

—¿Cómo ha sido tu relación con el amor a lo largo de tu vida?

—El amor es el sentimiento más democrático que hay: nos iguala a todos. Seas rico o pobre, tengas 14 o 99 años, todos pasamos por las mismas situaciones en el amor y en su ausencia. Creo que mi experiencia con el amor es la misma que tiene todo el mundo, solo que yo me siento con una libreta delante, y dibujo sobre ella.

—¿Cuál ha sido tu peor decepción amorosa?

—Durante meses estuve pensando que tarde o temprano conseguiría que una persona se enamorara de mí. A veces estaba tan cerca que lo rozaba con los dedos y pensaba "¡por fin!".Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que no puedes convencer a alguien para que te quiera.

—¿Utilizas el dibujo como una forma de sanar tus heridas?

—Es una forma de transformar un sentimiento negativo en algo positivo. De alguna manera, dibujar sobre el desamor y que en la otra punta del mundo alguien sienta que también ha pasado por eso, hace que nos sintamos un poco más comprendidos, menos solos, tanto el lector como yo mismo.

Parece que la universalidad del sentimiento es la clave del éxito de Alfonso Casas, quien suma más de 300.000 seguidores entre su Facebook e Instagram. La retroalimentación de quienes le escriben desde todo el mundo, para contarle sus problemas sentimentales o agradecerle por un buen consejo, no deja de sorprenderlo. "Si de algo puedo estar orgulloso es de recibir el cariño del público. El que está agradecido soy yo", dice.

Más allá de su popularidad en las redes sociales, Casas se declara "un enamorado de los libros" y tiene hasta el momento seis títulos publicados a su nombre. El primero de ellos, Amores minúsculos (2012) fue llevado al teatro por el director teatral Iñaki Nieto, debutó en el Teatro Madrid y luego tuvo una gira por distintas ciudades de España.

Actualmente, el artista trabaja en un nuevo ejemplar titulado El último año que hubo verano. Casas adelanta que es un cómic en el que ha trabajado arduamente por más de un año."A veces, para contar una historia, sólo necesito una viñeta. Otras veces, necesito 140 páginas", dice. El libro, que será editado por Lunwerg, verá la luz en septiembre.

¿De qué se tratará esta nueva historia?

—La historia se centra en un personaje que está a punto de tomar una decisión importante en su vida, y recuerda otro momento de su infancia en el que también tuvo que hacer una difícil elección. A través de un viaje al pueblo donde pasaba las vacaciones de verano, intentará obtener algunas respuestas a preguntas que se ha hecho desde aquel verano en el que cambió su vida para siempre. Es una historia de amistad, de amor, de elecciones difíciles y de recuerdos del pasado.

—​¿Tienes alguna teoría de porqué el amor nos duele tanto?

—Llevo unos siete años reflexionando y dibujando sobre este tema. El amor duele porque nos demuestra que somos muy vulnerables, que muchas veces nuestra estima depende de otros, lo cual es un error. El amor duele porque entendemos el fracaso sentimental como un fracaso personal, y creo que eso es otro error. El amor debe nacer de uno mismo, no esperar que llegue alguien de fuera y milagrosamente nos haga felices. El amor es un trabajo duro, pero muy gratificante.

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