Anthony Hopkins: "No sé por qué, pero siempre he sabido cómo asustar a la gente"

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El veterano actor habla sobre Westworld, su primer protagónico en televisión. También recuerda El Silencio de los Inocentes, a 25 años de la cinta que consolidó su carrera en Hollywood.


Podría dar la sensación que Anthony Hopkins siempre ha estado allí, entre los nombres más respetados de Hollywood. Pero la verdad, el papel con el que recién se transformó en una estrella internacional llegó cuando el actor británico tenía más de 50 años. El silencio de los inocentes, estrenada en 1991, fue su gran introducción a las audiencias norteamericanas, y por ende, al mundo; antes quizás era recordado, en el mundo cinéfilo, por El hombre elefante. Su interpretación del caníbal y asesino Hannibal Lecter le valió un Oscar a Mejor Actor y la consolidación de una carrera que había mantenido principalmente en las fronteras de Europa.

Hoy, a sus 78 años, Hopkins sigue marcando hitos en su carrera. En la nueva serie que HBO estrenará el domingo 2 de octubre (ver recuadro) el actor interpreta su primer protagónico en televisión. "Nunca había hecho televisión de esta forma antes, y mi agente me dijo que quizás sería bueno hacerlo. Me dijo que HBO estaba haciendo este proyecto y que era un buen momento para estar en televisión", dice Hopkins, sentado en el hotel Four Seasons de Los Angeles. "Mi esposa me sigue intentando convencer de bajar mi ritmo de trabajo, pero pienso que para qué, que me deje morir primero", agrega riéndose.

La llamada del agente del actor derivó en éste reuniéndose con Jonathan Nolan -co creador de Westworld- para leer el guión, grabando el primer episodio en 2014. La historia, basada en la película de 1973 del mismo nombre, sigue un parque de diversiones futurista que recrea el lejano oeste, donde sus visitantes pueden entregarse a sus más oscuros impulsos con los androides que habitan el lugar, que poco sospechan sus creadores, están empezando a tener más conciencia que la deseada sobre su existencia. Hopkins interpreta al Doctor Robert Ford, el misterioso director creativo de Westworld, quien observa y estudia el comportamiento de los visitantes del parque. "Una vez recibí un buen consejo de actuación de Elia Kazan, que decía que si uno va a interpretar a un monstruo, que lo haga calmado", dice sonriendo, y agrega: "Creo que este papel es algo contrario a lo que la gente espera de mí".

Hopkins sabe de monstruos. Le debe la internacionalización de su carrera a uno. "La primera vez que vine a Estados Unidos fue en el 73, pero después regresé a Inglaterra y me dediqué principalmente a hacer teatro. Todo estaba bien, pero llegó un punto en que sentí que me estaba hundiendo, me dejé de sentir cómodo. Sentí que estaba allí por algo flojo o quizás rebelde dentro de mí, que me impedía trabajar bien con otras personas. Fue entonces que me llamó mi agente y me contó sobre El silencio de los inocentes. Pensé que era una historia de niños", dice sonriendo y continúa: "Leí el guión y dos días después cené con Jonathan Demme, el director. Le pregunté por qué demonios me había elegido a mí, y me dice que es porque me vio en El hombre elefante, con John Hurt. No entendí, porque allí interpreté a una buena persona, entonces me dice: 'bueno, Hannibal Lecter es básicamente un buen y brillante hombre, atrapado en una mente sicópata'".

Luego de esa cena, Hopkins viajó a Nueva York para conocer al elenco y equipo de la película.  "Después de conocer a Jodie Foster y a los productores, tuvimos la primera lectura grupal de guión. La primera escena que leemos es cuando Jodie se encuentra caminando por el pasillo hacia mi celda. Entonces me toca decir: 'Buenos días', y apenas lo hago Demme dice, 'Oh, esto va estar bueno' (se ríe). Me acuerdo de un productor exclamar; '¡Oh mierda!'. No sé por qué, pero siempre he sabido cómo asustar a la gente", asegura.

Ahora, en este nuevo paso de su carrera, Hopkins prefiere no pensarlo demasiado. Rechaza la idea de ser parte de una "nueva era dorada" de la televisión: "¿Lo es? No sé cómo me siento respecto a eso. La verdad, nunca analizo más allá de lo que voy a hacer mañana. ¿Dicen que es la era dorada de la televisión? Probablemente mañana digan que es otra cosa. Lo disfruto, sí. Pero la gente me sigue diciendo 'este es el gran momento de la televisión', a lo que digo; llámenme cuando se haya acabado".

¿Siente que Westworld despertará preguntas sobre la inteligencia artificial?

Bueno, en el mundo real no hemos logrado replicar un humano aún, ¿cierto? No hemos podido crear sangre, ni siquiera una célula viviente a partir de la nada. Siento que la tecnología está curando mucho dolor en el mundo. También hace daño, pero en general podemos coincidir que este es el camino hacia el futuro.

¿No le preocupa un poco a dónde nos puede llevar el progreso tecnológico?

Todos queremos escapar la mortalidad. Trascender la incertidumbre. Pero eso no existe. En la vida no hay certeza de nada. No creo que haya una respuesta para la condición humana. Somos crueles y violentos, pero también tenemos la capacidad de hacer un gran bien. Tenemos compasión. De vez en cuando aparece un visionario que nos dice que nos amemos. Es parte de la belleza de la existencia. Vida, muerte, destrucción y caos. No hay certeza de nada y vivo mi vida de acorde a eso. La gente me pregunta: '¿No te importa nada?', y sí, me importa lo suficiente. '¿Pero no vives preocupado?'. ¿Por qué? Mi preocupación no va a cambiar nada. Estos personajes son gente que, al igual que uno, no saben qué va a pasar en dos minutos más. No tienen el control de sus historias".

Cuando el actor se despide y se levanta para abandonar la habitación, se detiene un momento. Regresa y pregunta: "¿Es verdad que Walt Disney congeló su cuerpo para volver en el futuro?".

Existe el mito que sí, que quiere que lo revivan cuando exista la tecnología para aquello…

Hopkins sólo sonríe, de esa misma forma maquiavélica que el mundo conoció en 1991, y sigue su camino.

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